27/2/11

EROTIC SOIRÉE CONCURSO "EROS Y ERAS" PROSA


Este texto procede de la performans de presentación que preparé para el proyecto BURDEL TRASH con Grupo Roxanne, y que ha sido sutilmente modificado y  alargado para ponerlo en el concurso.


BURDEL TRASH,
así se llamaba el lugar donde te conocí.
Yo estaba sentada al fondo esperando,
aunque nunca pensé que alguien como tu fuera a impresionarme.
No me solían gustar los hombres fuertes y coquetos.
Pero te vi y no pude dejar de mirarte.
Tu me miraste a los ojos,
sin dudar,
y a ella  le digiste:
.
Yo si dudé,
pero como no podía hacer otra cosa obedecí sus ordenes:
.
Y puse mis caderas en movimiento con ese bamboleo que estoy segura aún sigue volviéndote loco.
Y allí en el reservado es donde acabaste de conquistarme;
pocas palabras,
pero con ese tono duro y seguro que a una le hace perder la cabeza.

No me preguntaste cosas banales como es costumbre de muchos hombres, ni te pusiste a babear imaginándome desnuda. 
Tu hacer fue conciso e imponente. Me miraste de arriba a bajo, deteniéndote en aquellos detalles casi inapreciables pero que pueden llegar a decir mucho de una persona. Lo hiciste callado, sin hablar ni musitar ningún ruido, ni siquiera gesticulaste, fue algo totalmente mecánico, como una costumbre o como una manera de hacerse impenetrable a los pensamientos.
Serviste el champan que muy amablemente mi compañero nos trajo; después eso si, de haberlo dejado reposar en frío el tiempo suficiente. Incluso eso parecías tener controlado, pues lo sacaste de la cubitera sin dudar, sin mirarlo, antes ni tocarlo para comprobar su temperatura, como si algo dentro de ti te diera una orden mecánica.
Y de golpe me digiste:
.
Y yo baile al compás de la música que sonaba en mi ya embriagada cabeza.
Tu aún sentado tocaste mi cuerpo con tus grandes y robustas manos, posando una de ellas en mi rodilla y subiéndola lentamente por mi muslo; mientras la otra mano se situaba tranquilamente en mi cintura; ambas en un lugar intermedio que no dejaba ver interés alguno por sentirme más cercana pero tampoco mostraban ningún tipo de despreció o desden.
Te pusiste de pie, casi de un salto, fue un movimiento decisivo, sin vacilaciones, y te pegaste bien a mi cintura,
moviéndote como si fueras a poseerme;
Las posturas rígidas y precisas de tu cuerpo marcaban el compás por el que yo me deje llevar, perdiendo la capacidad de pensar o decidir, perdiendo el control, sitiándome sola en un mar inmenso.
Pues al estar ahí tan cerca, al tener tu olor tan accesible a mi olfato,
al sentir tu cuerpo fuerte y sombrío pegado a mi cuerpo,
y notar el desafió continuo de tu intensa mirada; he perdido por completo el norte, la identidad, la  libertad, la capacidad de pensar y decidir por mi misma; he vaciado mi memoria de cualquier tipo de recuerdo o aprendizaje, y allí solo ha quedado esa sensación de vació inmenso, tintado de incertidumbre y miedo, en el que sorprendentemente te sientes a la vez protegido, feliz y completo.
Tus manos seguían aún recorriendo mi cuerpo y este reaccionaba arqueándose sin control, en busca del deseo.
Durante esos instantes o minutos, o podrían haber pasado horas, yo perdí mi identidad, mi hacer, y por supuesto ese papel de poder y control que siempre tomaba con los clientes, para dejarles claro ya de un primer momento que no me dejaría sobornar por su dinero, que aquí la que mandaba era yo, y que yo era la que ponía las normas y los límites.
Durante ese tiempo yo fui solo tuya, solo un títere entre tus manos, solo una oleada de deseo desenfrenado que tu tan fríamente controlabas.
Pero se acabo el champan y te fuiste. Apenas sin mirarme,
sin darme explicación ninguna.
Me dejaste allí deseando más de ti, deseando ser tocada con tus manos, lentamente, de una punta a la otra de mi cuerpo, volviendo incluso lascivos aquellos movimientos insípidos de antes. Deseando sentir la complicidad de tu mirada en mis muslos, mi estomago, mis pechos, mis hombros y finalmente directamente a mis ojos.
Pero me dejaste allí, en la nada, en una nada ahora ya sin sentido, ni respuestas, con la única pregunta de porque te fuiste.
Y mientras te veía marchar lentamente por lo largo del pasillo que lleva a la puerta. 
Mi mirada se perdió en el absurdo de tu corto pero intenso recuerdo.
Pase días y noches sentada en un rincón del local, como ida, sin mirar a ningún lado, con la vista fijada en la melancolía, con el cuerpo raramente relajado, y un estar vació de palabras, de pensamientos, de nada. Tan solo esa sensación de invalidez, de sumisión completa, como una espera sabidamente eterna, como en un embrujo.
Y volviste a venir,
tal como yo deseaba.
Pero esta vez,
ni la otra,
ni la otra,
ni las mil veces más que viniste volviste a por mi.
Y pasados los días, y tus cortas pero constantes visitas, sin tan siquiera mirarme de reojo, como evitando incluso que en tu caminar tu mirada y la mía pudieran cruzarse. Pasados esos encuentros idénticos al mío pero con muchas otra compañeras; alcancé a comprenderlo, pues lo importante es que las mirabas a ellas,
a todas ellas,
a todas y cada una de ellas, a todas aquellas que ya habíamos sido las elegidas para compartir champan y un intenso baile en el privado.
Lo comprendí.
Ese es tu cometido y la verdadera fuente de tú placer;
poseernos solo con tu mirada y tu presencia, cautivarnos y embrujarnos de esa manera tan sublime, firme, calcula y fría que tienes; y dejarnos con el ardiente deseo de tenerte de verdad, y el triste consuelo de poder conseguir al menos otra cita contigo para poder dejarnos llevar de nuevo por tu magnetismo a ese mundo en el que dejamos de ser nosotras para ser aquello que tu deseas que seamos.
Oh! gran Dandi del Burdel
esta claro que conmigo conseguiste tu propósito, pues hoy aún pasados muchos años, y habiendo vivido un sinfín más de sentimientos de pasión y deseo irrefrenables, sigo anhelándote, sentada en un rincón como antaño, como la primera vez, como una muñeca de trapo que queda suspendida de cualquier manera por la mano de su dueño y colocada así de repente tal cual cae sin cuidarse de la plasticidad de ese acto ni de los dolores que una mala postura así puede ocasionarme, aunque ya no en esa sala oscura llena de luces de colores parpadeantes, aunque ya no con ese cuerpo esbelto y perfecto que para entonces poseía.
Pero sigo sintiéndome igual, un trozo de barro que vas a moldear a tu antojo, hasta conseguir la persona perfecta, un perfil de sumisión estricto y meticulosamente moldeado para hacer de mi tu gran amor.
Espero que os haya gustado.

A decir que en esta ronda perdí frente Marta O'connor leído por su preciosa novia Kris Kras Krus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario